sábado, 6 de junio de 2015

Chico Cervantes

el corralero mayor                
por -Richar -EL COSTEÑO -CAPRICORNIO

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  • Cartagena
    3 de Mayo de 2015 01:00 am




      Después de conversar durante más de una hora con el maestro Chico Cervantes, en su natal Magangué (Bolívar), me cuesta trabajo encontrar una persona más alegre y que quiera más a su tierra que este personaje caribe.

    Su forma de expresarse es de alguien que ama profundamente la vida. Sus animaciones en las agrupaciones, donde grabó en su carrera de más de 50 años, son el fiel reflejo de su personalidad alegre y extrovertida.

    Sus ojos son vivos. Parece que hablan más que sus labios. La sencillez es su mayor tesoro; la fama nunca se le subió a la cabeza, y por el contrario siempre ha tratado de llevar una vida tranquila en su hogar.

    José Francisco Cervantes Moreno, como fue registrado por sus padres, tiene 72 años, pero se conserva como los buenos vinos. Es un ícono de la música tropical colombiana. Es compositor, cantante y músico.

    Vive muy feliz en Magangué, tierra que ama y juró nunca dejar. Su espíritu de hombre de pueblo lo lleva siempre. No se dejó seducir por el dinero y las tentaciones que tienen las grandes ciudades.

    No solo se volvió famoso por integrar a los míticos Corraleros de Majagual, sino que grabó uno de los temas salseros más bailados en Colombia: Tienes que quererme, del compositor y bajista magangueleño Jesús M. Leal.

    UN CORRALERO SIN IGUAL 
    Soy admirador de la música de los Corraleros de Majagual. La considero la mejor agrupación colombiana de todos los tiempos. He conocido muchas orquestas, combos y conjuntos de distintos géneros musicales, pero lo mejor que he visto son los Corraleros de Majagual.

    Fue la primera "Fania" de Colombia. El sello Fuentes, del cartagenero Antonio Fuentes, reunió a los mejores cantantes y músicos de la música tropical de la Región Caribe, no sólo para poner a bailar a todo el mundo con sus paseos, fandangos, porros, pombos, cumbias y sones; sino para ponerle un "tate quieto" musical al barranquillero Aníbal Velásquez, quien en esa época mandaba la parada con sus guarachas y chachachás.

    "Don Antonio Fuentes, quien nos trataba a nosotros en una forma muy paternal, habló con Alfredo Gutiérrez y Calixto Ochoa. Ellos grababan con Discos Fuentes, cada uno con sus conjuntos. Les dijo que se unieran y conformaran un grupo que le compitiera a Aníbal Velásquez, que estaba arrasando. Así nacieron los Corraleros", explica Chico Cervantes.

    Describió a Alfredo Gutiérrez como un gran amigo y mentor. Gracias a él llegó a los Corraleros de Majagual, por allá en el año de 1965.

    "Mi mamá tenía un restaurante en la orilla del Río Magdalena. En la temporada de toros, el papá de Alfredo Gutiérrez iba con él al restaurante de mi mamá -doña María- para que ella le vendiera los almuerzos los cuatro días de toros. Ella aceptó. Un día el papá de Alfredo le dijo a mi mamá que si quería ver tocar a Alfredito. Ella asintió. Yo estaba ahí y vi a ese niñito de seis años cómo tocaba el acordeón. Recuerdo que tocó la Piña madura. Quedé admirado y desde ahí comenzó la amistad con él. En los años siguientes, para la época de toros, ellos siempre llegaban al restaurante de mi mamá para la misma operación”, narra Cervantes.

    Con el tiempo, Alfredo Gutiérrez y Chico Cervantes armaron, cada uno por su lado, sus propios conjuntos vallenatos. Comenta Cervantes que “cuando armaron a los Corraleros de Majagual, Toño Fuentes le preguntó a Alfredo que a quién recomendaba para los Corraleros. Él le dijo que conocía a un amigo en Magangué que tocaba con maestría el cencerro, cantaba y componía. De inmediato Toño Fuentes le dijo: 'bueno, mijo, tráelo'.

    Los ojos de Chico Cervantes brillan con gran intensidad cuando relata esta anécdota. Sin titubeos y con gran sentimiento señala: "yo le debo toda mi carrera a Alfredo Gutiérrez, por eso estaré eternamente agradecido con él".

    La columna vertebral de los Corraleros está compuesta por Calixto Ochoa, Alfredo Gutiérrez y el cartagenero Eliseo Herrera, el "rey de los trabalenguas". Eran las estrellas de la agrupación. En un segundo orden estaban: César Castro, Ignacio "Nacho" Paredes, Carmelo Barraza, Rosendo Martínez, Lisandro Meza, Lucho Pérez Argarín, Tony Zúñiga, Julio Ernesto Estrada "Fruko", John Mario Londoño, Julio Herazo, entre otros músicos destacados.

    Notarán que en estas dos listas falta un nombre: el de Chico Cervantes. Y no lo puse simplemente porque él merece un trono especial. Para mi concepto Chico Cervantes es el "corralero mayor". Y tuve el atrevimiento de bautizarlo así sencillamente porque se inventó un 'gritico' que cambió la historia de la agrupación. La animación "¡Nos fuimos!" se volvió tan famosa como grito de "¡Azúcar!" de Celia Cruz.


    UNA HISTORIA REPETIDA 
    Chico Cervantes ha contado miles de veces cómo nació el grito de "¡Nos fuimos!", el cual se convirtió en el sello de estos "colosos" de la música costeña.

    Esta animación sale después de repetidas salidas en falso, en la ejecución de un tema durante una grabación. "No podíamos terminar el tema. Siempre alguien se equivocaba y el maestro Toño Fuentes decía: 'vamos otra vez'. Y nada que salía. Ya muy cansados, Toño Fuentes nos dijo: 'muchachos hagamos un receso y nos tomamos un refresco'. Así fue. Nos reposamos, escuchamos música para relajarnos y volvimos a la sala de grabación. Arrancó el tema y cuando ya vimos que estábamos terminado, yo de la emoción grité ¡Nos fuimos!", describe Chico Cervantes. Esa animación le gustó mucho a Toño Fuentes. Siempre en las demás grabaciones le decía: 'ya sabes, mijito, no se te olvide el gritico'.

    LA GRAN “METIDA DE PATA”
    Después de esto, Chico Cervantes cogió de "sodita" esta animación en las demás canciones y se volvió muy popular en el oído de la gente. Debido al éxito aprovechó para darle una coba (mención) a Magangué. Le agregó al grito “¡Nos fuimos 'pa Managué”. 

    Un día, cuando iban a grabar otra producción, uno de los integrantes -Chico no dio el nombre- le sugirió al maestro Toño Fuentes que le mermara las animaciones de Chico en los temas, porque, según él, los nuevos discos se escucharían como si fueran viejos.

    A Toño Fuentes el argumento le sonó razonable y de inmediato habló con Chico Cervantes para indicarle el cambio en la nueva grabación. Cervantes, aunque triste, aceptó la decisión del jefe mayor de la disquera. El “¡nos fuimos!” no iba a salir más.

    Grabaron el disco y, acto seguido, Toño Fuentes habló con el distribuidor en Venezuela, Roberto Gómez, para informarle que le iban a mandar la matriz del disco y así promocionarlo para venderlo en el vecino país.

    "Toño Fuertes le dijo al distribuidor que el disco estaba muy bueno y que iba a ser todo un éxito", precisa. Una tarde, el teléfono de Toño Fuentes sonó y era Roberto Gómez. Fuentes emocionado le dijo: 'me imagino que me llamas para decirme que el disco es todo un palo'.

    La sorpresa fue mayúscula cuando Toño Fuentes escuchó decir de Roberto Gómez que "se tiraron el long play, ¡metieron la pata! ¿A quién se le ocurrió la idea de quitar las animaciones de Chico Cervantes? El grito ¡Nos fuimos! es el sello de la agrupación. Es como cuando Celia Cruz dice ¡Azúcar! o Rolando Laserie exclama de película. No sé cómo van hacer, pero así no puede salir”.

    Toño Fuentes quedó frió y sin dudarlo llamó por teléfono a Chico Cervantes, quien era inocente de lo sucedido.

    “El maestro Toño me dijo: 'Chico, tienes que regresar de inmediato a Medellín. Toma un vuelo en Corozal y vente rápido, acá te explico todo'. Ya se pueden imaginar la preocupación de Chico Cervantes durante el viaje. Se imaginaba lo peor.

    Al llegar a Medellín y enterarse de lo sucedido, Cervantes se sintió el hombre más feliz del mundo, aunque tuvo que hacer más de 12 gritos en la grabación y su garganta estaba a punto de explotar.


    Esta increíble historia es la gran prueba de la influencia enorme que tuvo Chico Cervantes en los Corraleros de Majagual. Otra anécdota que me contó: una vez, en un viaje a Nueva York, a Chico Cervantes le tocó hacer hasta de presentador. Narra que una vez invitaron a los Corraleros a un canal de televisión y los citaron a cierta hora. Ellos se presentaron antes porque los gringos son muy puntales. Pero el presentador estelar del programa no había ido. A Chico Cervantes le preguntaron si él podía hacer de presentador. "No lo hice mal, sacamos la entrevista adelante", me dijo en mitad de una carcajada. 
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