jueves, 1 de agosto de 2013

GUSTAVO GUTIERREZ

TAVO GUTIERREZ
El alma del vallenato romántico



 
En Gustavo Gutiénez comienza y muere el "Vallenato". Es el resumen más positivo de lo que há sido el auténtico folclor en la capital provincial de Macondo. Es el inicio y el fin del vallenato romántico, del verdadero vallenato romántico.
Gustavo Enrique Gutiérrez Cabello nació el 12 de septiembre de 1940, en Valledupar, Cesar, frente a la casa cural del Santo Ecce Homo.

Hijo de Teotiste Cabello Pimienta y Evaristo Gutiérrez Araújo, hermano de José Tobias (fallecido en 1996), Karina y Olga Gutiérrez Cabello. Su compafiera, Jenny Leonor Armenta Gómez, y sus hijos Evaristo 6 años y Enrique 4 años conviven en su hogar, e independiente de éste vive Gustavo José.

Tavo, como camunmente le llaman sus allegados vallenatos, con el alma del auténtico poéta, pasa unos años en su Valle, viendo generaciones, llenándose de nostalgia, por el amor que se va, tal cual las corrientes del Cesar.

Cursó su primaria en la Sagrada Familia, primaria en el Colegio Nariño, bachillerato en Bogotá y estudió administración de Empresas en la E.A.M
Estudia, y ya no viste el despreocupado traje suave y tropical. Se complica la vida en medio de los cachacos y aún allí sigue latente esa llama de vallenatología que seguramente llevará a la tumba.
Gustavo Gutiérrez fue Director de Turismo del Cesar y organizador de cinco festivales vallenatos en la década de los 70.
Muy jóven para la producción, sorprende a quienes aún se mantienen maravillados por los sones de Escalona. Su primera canción fué Confidencias. Posee un repertorio de más dé cien canciones, entre las que se destacan:
  • Confidencias (1969)
  • Te regalo mis canciones (1983)
  • El adios a Pedro Castro (1967)
Sus canciones han sido grabadas por: los Hermanos Zuleta DiazJorge Oñate, Diomedes Diaz, el Binomio de Oro, los Betos, Iván Villazón, Silvio Brito, Alfredo Gutiérrez, la Billos Caracas Boys, los Melódicos, la Tremenda de Venezuela, entre otros.


Tavo sacó la música vallenata de las situaciones, de las anécdotas y sucesos del puro costumbrismo para ponerla a sonar a los acordes de las pasiones y las Penas del Alma con toda la poesía de los lugares comunes y las comunes ocurrencias del amor.

Este destacado compositor hace recitales en fiestas privadas en el Teatro Colón de Bogotá.
De sus experiencias recuerda el cumpleaños de Alfonso López Michelsen, celebrado en la plaza que lleva su mismo nombre en Valledupar, la bienvenida de Carlos Andrés Pérez (Ex presidente de Venezuela), el cumpleaños de Ana Milena Muñoz de Gaviria y muchos más.

Gustavo Gutiérrez Cabello dice que los tres pilares del vallenato son Diomedes DiazPoncho Zuleta y Jorge Oñate.

Obtuvo la Orden al Mérito concedida por la Cámara de Representantes de la Repúblicapremio al Mejor Compositor otorgado por la CBS, y el más reciente es la Orden al Mérito "Halena de Oro' (Patillal, septiembre de 1996). En 1969 ganó el primer puesto de la Canción Inédita en el Festival de la Leyenda Vallenata, con la canción 'Rumores de viejas voces", y en 1982 con la canción "Paisaje de sol".
Actualmente Tavo es Vicepresidente de la Fundación Festival Vallenato. Ahora nos sorprende con su primer disco compacto Canciones que son Amores que nos muestra la escencia de su sentimiento reflejado en sus composiciones y que sale del fondo de su alma a travéz de su propia voz.


Agradecimientos:Agradecemos al Maestro Gustavo Gutierrez por su tiempo y a su hijo Tavo Che por el material inédito suministrado.





Gustavo Gutiérrez Cabello / Biografía


Nació en Valledupar, el 12 de septiembre 1940 y con su entrada en la escena vallenata, a finales de los sesenta, cambió para siempre la forma de cantar y escribir en este género puesto que antes que el no se había definido la escuela romántica y lírica.
Administrador de empresas de profesión, desde joven cultivó el estudio de la guitarra y de manera rebelde con lo que acostumbraba en su región y por esa época. El acordeón piano. Fue el primero en cantar temas filosóficos y de corte netamente poético. Sus melodías son consideradas las más bella del vallenato. Su obra sobrepasa las 100 canciones y allí se incluyen el paseo, el merengue en tonos mayores y menores. Varia veces intento proponer su voz como solista pero sin éxito total.
Algunas de sus grandes canciones incluyen: La Espina, “Cecilia”, “Así fue mi querer”, “Sin medir distancias”,”Calma mi melancolía”, “Corazón martirizado”, “Tanto que te canto, “Lloraré”, “Recuérdame” y muchas más.

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El compositor romántico del vallenato, Gustavo Gutiérrez Cabello, autor de cantos como ‘Sin medir distancias’ es una de las leyendas del folclor invitadas en eltiempo.com
Gustavo Gutiérrez (Valledupar, 1940) tiene un halo de nostalgia que ha trascendido en forma de música gracias a composiciones suyas como la inolvidable Sin medir distancias, grabada por primera vez por Diomedes Díaz.
Tiene la melancolía en la figura esbelta y ojos de ensueño. Dice que ha sido feliz y el gusto por la poesía lo llevó a componer canciones desde que tenía 23 años. En un solo párrafo resume su camino en la vida:
“Nací el 12 de septiembre de 1940, en Valledupar, en la Plaza Alfonso López, al frente de la iglesia. MI niñez fue sencilla, tranquila como la de un provinciano de esa época cuando la ciudad tenía 30 o 40 mil habitantes. Hice mis estudios aquí, luego fui a Medellín, estudié en la Bolivariana y en Bogota, en la EAN. Soy administrador de empresas”.
La primera canción de su vida fue Confidencia. La compuso a los 23 años y a lo largo de la vida ha acumulado ya otras cien. Entre las más conocidas están Así fue mi querer, Camino largo, Se te nota en la mirada y Paisaje de sol.
 
Gutierrez fue Director de Turismo del Cesar de 1974 a 1979, estuvo al frente del Festival Vallenato algunos años y entre sus etapas como compositor, considera que la más importante fue la comprendida entre 1979 y 1992.Y solo este año, con la canción ‘No pido más’, que le entregó a Jorge Celedón, y la canción ‘A un lado del camino’, para Diomedes Díaz, volvió a los versos vallenatos.
En realidad, Gutierrez siempre ha sido una figura muy presente en el folclor. Es el eterno romántico del género, lo llaman mucho para que cante y presente sus canciones con su propia voz e historias en fiestas privadas. En esas pequeñas “giras” como cantautor suele encontrarse con otros talentos de la creación vallenata como ‘el Chiche’ Maestre, Iván Ovalle y Rosendo Romero.
La imagen de Gutiérrez cantando con una rosa en la mano es común en los espectáculos vallenatos. “Ahora, me dedico a cantar mis canciones. Voy por Colombia, México, Venezuela y Panamá, cantando en fiestas privadas, hoteles, matrimonios, cosas muy privadas. La mía es una vida sencilla, normal, como la de cualquier persona. Tomo poco trago, soy muy taciturno, casero. Salgo solamente cuando voy a actuar y los fines de semana, a veces me tomo un traguito con amigos. No he tenido problemas con el alcohol y la fama, porque tengo muy definido cuál es el artista y cuál es el hombre común y corriente”.
El hombre común y corriente tocaba guitarra desde los 13 años, inicialmente formó un trío para tocar bambucos, boleros y pasillos. Así que no fue raro que el día en que le presentó Confidencia a sus amigos, ellos no sabían si reír o llorar: “Se burlaban de mí -recuerda-, porque decían que eso era un híbrido, que no era vallenato. Hice un vallenato totalmente diferente: romántico, lírico, hablaba de las rosas, no del machismo que traía siempre. Al principio hubo resistencia. Hoy, esas canciones son clásicas”.
De hecho, Confidencia fue grabada por Alfredo Gutiérrez, tan solo dos meses después de haber sido compuesta. Después siguió La espina, una composición que le grabaron al tiempo Pacho Galán y La Billo’s Caracas Boys.
-¿Por qué se reían sus amigos de Confidencia?
No veían en ella nada que fuera vallenato. Era como yo, distinta. Yo no narro nada. Le canto a la taciturnidad de mi alma, a las vivencias. Yo soy un cantador de mi propia vida, el hecho vivido lo vuelvo canción y el vallenato entonces era crónica. Al ver que podía hacer una temática distinta, la gente al principio decía que no era vallenato, pero sí conserva la cadencia del folclor y fue aceptada.
-Y avalada de entrada por Alfredo Gutiérrez…
Él venía mucho por Valledupar y en ese momento empezábamos Freddy Molina y yo. Él fue el intérprete de los dos. Lo de la Billo’s llegó de otra forma: mi papá tocaba piano en el Club Valledupar y cuando vinieron a presentarse Billo Frómeta y Pacho Galán, en los intermedios él tocó La Espina al piano y me llamó para que la cantara yo. A Billo le gustó y a los dos meses estaban hechas las dos grabaciones. Eso me dio confianza, que ‘el rebelde del acordeón’ y la Billo’s me grabaran me hizo creer que las canciones eran buenas.
Ahora, se dice que ese nuevo estilo suyo para componer es un quinto aire adicional a los conocidos puya, merengue, paseo y son. ¿En esa época lo veían así?
Yo sabía que era vallenato. Los acordeoneros las tocaban, tenían la misma cadencia. En la letra eran diferentes, pero en el concepto musical eran melodías más largas porque había como más que cantar.
-En los últimos años trataron de llamar a este estilo Paseo Lírico y en Villanueva, lo llaman Romanza.
Lo que pasa es que la narración tiene mas limitación. El que va narrando un hecho lo narra en ocho o diez versos y ya está. En cambio, si uno canta su existencia, eso es infinito. Un puede gastar 30 años cantando lo que ha vivido con tristezas, añoranzas, cuitas, alegrías y parrandas inolvidables. Creo que la narración tiene el sonido, amarra el hecho y hasta ahí llegó. En cambio, el acontecer diario de la vida íntima es cambiante y, creo yo, que más intenso. Es una parte importante del folclor. Había un crítico que decía que mi música no era folclor vallenato. Y yo le preguntaba: “Nómbrenme un ritmo que no tenga lirismo”. Folclor es también cantar la tristeza del alma, de un pueblo, las costumbres, cantarles a las esperanzas, a la sed de justicia, a los paisajes, todo eso es folclor.
-Pero la discusión se prolongó hasta los últimos años de Lopez Michelsen y Escalona…
El doctor López y Rafael Escalona querían que se reconociera el quinto aire. Yo no estuve de acuerdo. En los últimos años, López y Escalona recapacitaron. Yo dije: ¿Para qué le van a cambiar el nombre a un hijo que ya tiene 45 años de haber nacido. Pero sí estoy de acuerdo en que haya un espacio para la canción inédita, para que los compositores de música más lírica tengan un espacio en las categorías de canción inédita y los acordeoneros puedan interpretarla.
No creo en llamarlo quinto aire. Más bien creería que en unos 20 o 30 años, el quinto aire podría ser el “nueva ola” y con fusiones hacia el tropipop que están haciendo los jóvenes. Pero hay que dejar que las aguas se tranquilicen, para que la música sea aceptada ya en la conciencia de un pueblo y llegue a ser folclor.
Mientras tanto, tenemos éxitos radiales, porque ahora suenan en las emisoras porque gusta en la juventud. Siempre he dicho esta frase: La novia del estudiante no es la esposa del doctor. Todavía no podemos decir si esa música pertenece a la raíz del folclor.
-El vallenato ha tenido la ventaja de ser muy celoso con sus raíces…
Estoy viendo que últimamente a la juventud le esta gustando el vallenato viejo, el vallenato clásico. Peter Manjarrés gano el Grammy con canciones clásicas, mías, de Escalona y otros autores clásicos. Eso es importante, porque ellos entienden que la riqueza está en la raíz.
-Pero quieren innovar y su innovación siempre se encuentra con alguien que dice: “Eso no es vallenato”
Siempre hay cambios. Ahora es más notorio porque existen fusiones. En la época de Freddy Molina y yo, hicimos un cambio, pero era muy leve. Ahora todos fusionan. El primero que lo hizo en forma exitosa fue Carlos Vives. Los medios de comunicación con lo que es éxito afuera van influyendo en los compositores. Y el compositor compone de acuerdo con lo que vive. No estoy en contra de que lo haga. Estoy en contra de que se abandone la poesía. Últimamente estamos usando un lenguaje muy descarado, falto de ella. Es lo que yo critico.
-¿Qué tan consciente fue convertirse en la figura romántica por excelencia del vallenato?
Todos mis cantos son líricos, son de ensoñación, de añoranza de lo vivido. Paso el tiempo tocando en el piano o en la guitarra, llevo una vida taciturna, calmada, soy así por naturaleza.
-¿Y qué papel jugó la parranda en su vida?
Ya me retiré de las parrandas. Tocaba acordeón, piano y bastante. Ya no. Hace unos años me retiré. Eso ya no me gusta. Canto en las presentaciones. Antes me tomaba mis traguitos, ahora lo que me gusta es bailar. Cambié la parranda por el baile.
-Qué recuerda de su paso por la organización del Festival Vallenato?
Como Director de Turismo organicé cinco festivales. En esa época Consuelo Araújonoguera se dio cuenta de que querían poner fichas políticas en la Oficina de Turismo y el pueblo quería fichas folclóricas. Entonces creó la Fundación Festival Vallenato en 1986 y fui vicepresidente durante 18 años, cuando la mataron renuncié. Ahora soy vocal. He visto crecer al Festival, desde cuando lo hacíamos en la Plaza Alfonso López, añoro esos festivales, porque eran más famosos. Le han criticado traer artistas internacionales, que la gente está pendiente más de ellos que del acordeonero que va a competir, pero vienen por ellos. Otra critica es que con dos reyes vallenatos que acompañan a cantantes famosos, los que son acordeoneros no tan conocidos sienten que están en desventaja.

Las canciones de Gustavo Gutiérrez
Quizás la canción más nueva que ha salido al mundo vallenato ha sido No pido más, interpretada por Jorge Celedón y Jimmy Zambrano. La canción hace parte del álbum La Invitación. “Es como una autobiografía -dice Gustavo Gutiérrez-, habla de lo que yo soy, de mi simpleza, de mi sencillez. Que yo solo le pido a la vida que me dé felicidad y que pueda tener mi conciencia tranquila. La hice en aquel rincón, estando un poco triste. Ya uno va sintiendo el cansancio de la vida, lo que llamamos el dolor existencial porque a medida que pasa el tiempo te acercas al momento de tu muerte. No le temo, pero como a todo ser humano me duele. Estas canciones nuevas son excepciones, porque últimamente las canciones me salen demasiado tristes y no quiero porque hay un viejo dicho que reza: “El que canta sus penas espanta y yo no quiero. Me gusta cantarle ala vida, pero cuando siento que mi canto es demasiado triste, me gusta, mejor, silenciarme. Si vuelvo con temas positivos, menos tristes compondré otra vez, si no, pues no.
-¿Cuál es la historia de Sin medir distancias?
Es la combinación del camino largo de la vida buscando felicidad y nunca se alcanza. Pero uno debe enrumbarse en esa ruta. Fue un momento de tristeza mía, estaba enamorado pero ahí hablo de la herida que siempre llevo en el alma, la herida que no cicatriza. El dolor es por lo que estoy viviendo y la incertidumbre del hecho futuro, del tiempo en que se acerca la muerte. Ese es el dolor de Gustavo Gutierrez porque afortunadamente he sido de buenas en el amor.
Gustavo Gutiérrez Cabello - FFLV
-¿Qué tanto?
Solía decir que soy fácil para querer y fácil para olvidar. Era sincero cuando sacaba una canción, cuando estaba triste. Pero a los 20 días, al mes, ese amor estaba enterrado, había resurgido otro. En el amor me siento afortunado porque hasta ahora, que me haya despreciado una mujer… Bueno, una o dos, pero afortunadamente para mí, no las quise mucho. Las que quise, me quisieron.
-¿Y alguna vez le rechazaron una canción?
‘Mi niño se creció’, me la despreciaron cinco cantantes, porque no era comercial, no tenía estribillo pegajoso. Las casas disqueras presionan al cantante para que grabe así y los cantantes presionan al compositor. Hubo otra canción mía, El perdón, la grabó Iván Villazón, no les gustaba a los otros porque en vez de hablar de la mujer, hablaba de Jesús en la Cruz.
-¿Por qué no quiso ser cantante?
La figura del compositor me tragó y no me dediqué a cantar. A la gente le gusta mucho la manera como canto las canciones.
El mundo de los compositores vallenatos
Gustavo Gutiérrez observa que ha pasado algo raro con los compositores del folclor. Hace 20 ó 30 años vivieron la etapa dorada de las grandes ventas de discos.
“A mí Diomedes Díaz me grabó 10 canciones y yo recibía regalías de ocho y diez millones. Hoy en día, una canción que vaya bien, deja unos 500 mil”. Era la época en que los conjuntos vendían 250 mil copias del disco, por lo menos, hoy se dan por bien servidos si venden 10 o 12 mil.
“Hoy en día -añade Gutiérrez-, el negocio está en sonar en emisoras, porque eso les da más contratos a los cantantes que ganan en las tarimas. Ya no se venden tantos discos, pero el público vallenato creció más, así que los músicos se cuadran en los toques. A nosotros, los compositores, en cambio, nos dio duro, por el encarecimiento de los cantantes. Ahora, en los pueblos hacen parrandas vallenatas y con 10 millones de pesos llevan a cinco compositores con estilos distintos y al público le encanta oír la canción en voz de de su autor, que además, le cuenta la historia. Entonces, los compositores hoy en día actuamos como cantantes.
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Gustavo Gutiérrez Cabello, el homenajeado del Festival 2013

Por: Jorge Naim Ruíz*
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En una columna anterior que titulamos ¿Cuál de los tres? dimos algunas de las muchas razones por las que podría homenajearse a tres grandes cultores del folclor vallenato: Alfredo Gutiérrez, Andrés “El Turco” Gil y Gustavo Gutiérrez Cabello; la Fundación ha decidido, en su real saber y entender, que la versión 46ª del Festival de la Leyenda Vallenata será dedicada al “Flaco de oro” decisión que suponemos no fue nada fácil por la calidad y hoja de vida de los postulados. Sin embargo hoy repetimos que los tres tienen suficientes méritos para ser homenajeados y solo se necesitaba escoger el orden.
A nadie le cabe duda sobre la gloria que le ha dado al folclor vallenato el compositor lírico por excelencia que tiene nuestra música, algunos le adjudican la paternidad del vallenato romántico. Gustavo Gutiérrez Cabello es y será un referente en la historia de la cultura Caribe, por eso en nada nos debe extrañar que sea el homenajeado el próximo año en el marco del Festival de la Leyenda Vallenata.
“El Flaco de Oro”o “Tavo”, Gustavo Enrique Gutiérrez Cabello, cumplirá el próximo doce de septiembre 72 años de haber nacido en Valledupar, precisamente en plena Plaza Alfonso López, el emblemático lugar donde naciera el Festival que a él mismo le tocó organizar en varias ocasiones, como Director de Turismo del Cesar.
Gustavo Gutiérrez canta
Cuando “Tavo” inició a componer y pretendió cantar sus canciones como vallenato, algunos se le burlaban y le reprochaban porque les sonaba cualquier otro género romántico, menos vallenato que, por aquellas épocas, se caracterizaba por ser narrativo y costumbrista. Sus canciones, en cambio, de métricas más largas y un lirismo desbordado, más parecían boleros o baladas de las que “El Flaco” acostumbraba a cantar desde niño con su guitarra.
Por esa razón, tal vez, es que la primera canción que se le graba a Gustavo no lo hace un vallenato clásico, sino precisamente al que se llamó “El rebelde del acordeón” Alfredo Gutiérrez, quien era -por entonces- uno de los pocos músicos vallenatos que sin ningún temor incursionaba en otros estilos y aires distintos de los tradicionales, por eso es que Confidencias, su primera canción llevada al acetato, podría estar entre las bases del vallenato romántico o lirico, el que sus condiscípulos Fredy Molina y Octavio Daza también por la misma época componían.
Después que le grabara Confidencias Alfredo Gutiérrez, vino la Billo´s Caracas Boys y Pacho Galán, casi simultáneamente, a grabarle La Espina, y a partir de ese momento fue cuando se dieron cuenta los artistas vallenatos de que las canciones de Gustavo Gutiérrez tenían un altísimo nivel estético, de raices vallenatas y entonces no pararon de grabarle Zuleta, Oñate, Diomedes, Zabaleta, El Binomio y todo aquel que quisiera tener un éxito.
GUSTAVO-GUTIERREZ
La guitarra y la concertina o acordeón a piano han sido los instrumentos con los que Gustavo ha compuesto y cantado sus canciones, hoy día es muy común verlo como intérprete de sus éxitos por todo el territorio nacional, e incluso, es solicitado del exterior para amenizar espectáculos públicos y privados en los que presenta un show de mucha altura.
El Gustavo Gutiérrez que yo he conocido es un hombre taciturno, melancólico e idealista, pero sobre todo un enamorado de lo que lo rodea: mujeres, amigos, naturaleza y – especialmente- de sus canciones. Cuando las canta uno se da cuenta que ningún intérprete lo puede hacer mejor, el dejo de su voz cancina, la sencillez de la interpretación y la atmósfera poética de su cantar, lo hace inconfundible y único en su estilo.
El homenajeado por el Festival vallenato número 46 es también un administrador de empresas egresado de la Escuela de Administración de Negocios de Bogotá. Le tiene mucho miedo a montar en avión y solo lo hace por el placer que le da interpretar sus cantos y entregarle una rosa a las mujeres que deliran y sueñan con sus versos románticos.

“El Flaco de Oro” ha ganado la canción inédita del Festival Vallenato en dos oportunidades: (1969) Rumores de viejas voces y (1982) Paisaje de Sol. Ha sido homenajeado por el Congreso de la República y por varios festivales del País. Entre sus tantos éxitos se cuentan: Así fue mi querer, Camino largo, Tanto que te canto, Lloraré, Calma mi melancolía, Mi novia querida, calma mi melancolía, De tanto Verte, Corazón Martirizado, Se te nota en la mirada, No pido más, A un lado del camino, Sin medir distancia, Mi niño se creció, El cariño de mi pueblo, Parrandas inolvidables, Recuérdame, Regalo mis canciones, Aquella guitarra, Como pudo terminar, El cariño de madre, El perdón.
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*Por: Jorge Naim Ruíz|El Pilón
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ARIZAEl joven Andrés Ariza Villazón dejó ver su lado tradicional y lanza al mercado un compacto de edición especial titulado ‘Tributo a Gustavo Gutiérrez’.
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GUSTAVO GUTIERREZ CABELLO El creador de un estilo que con el tiempo sería reconocido como el quinto aire musical del vallenato: el paseo lírico. Sería Gustavo con su estilo nostálgico y sentido, con su corazón lacerado y el tono poético de sus cantos el pionero de un nuevo lenguaje en esta música, un lenguaje evocador, íntimo, la reflexión sobre la interioridad, el sentimiento ante el relato. Este estilo encontraría epígonos en su pariente Freddy Molina, Rosendo Romero, Fernando Meneses, Santander Durán Escalona entre muchos que tuvieron auge a finales de los 70’s y los 80’s Nace el 12 de septiembre de 1940 frente a la iglesia en Valledupar, hijo de Evaristo y Teotiste, miembros honorables de la nobleza vallenata. Su padre era músico formado en conservatorio, tocaba piano y violín, que evidenciaba un refinado gusto por la música clásica. Estudió en el colegio Antonio Nariño donde aprendió Preceptiva Literaria. Lo enviaron a estudiar a Medellín a comienzos de los 50‘s en el colegio de la Universidad Pontificia Bolivariana, luego en el Colegio San José. 
GUstavo Gutierrez- homenajeado

De regreso al Valle se dedica a labores en la finca de su familia, cerca al pueblo. Luego va a Bogotá a concluir sus estudios, se gradúa de bachiller en el José Celestino Mutis, inicia sus estudios de Administración de Empresas en la escuela de negocios EAN, la cual termina en 1974. Allí tocaba con Hughes Martínez y Raúl Moncaleano. Cuando regresó de Bogotá había compuesto unas 40 canciones. Cuando regresa Consuelo, Darío Pavajeau y Escalona lo apadrinan para ocupar la dirección de la Oficina Deptal de Turismo (1974-1979), su único cargo público que le permitió dirigir el Festival. En 1963, a los 22 años crea sus primeras canciones: Suspiros del alma, La espina, Confidencia y Morenita, las sacó a su primer amor. La espina la grabó Pacho Galán y Billos.

Gustavo Gutierrez Cabello
 En casa de Hernando Molina cantó Suspiros y Confidencias presentado por sus padres en una parranda ante Escalona quien admiró su talento. No se parrandeaba con vallenatos en esa época: rancheras, tangos, música cubana, Sonora, Los Panchos. En 1969 la Niña Cecilia Caballero pedía sus canciones en fiestas de la sociedad y eso le dio valor pues muchos miraban con menosprecio su estilo apartado del tradicional (tocaba con acordeón piano y muy romántico) Su ídolos eran Escalona, Don Toba y Leandro Díaz. Leía a Juan Ramón Jiménez, Flórez, Machado, Silva, Barba Jacob, Rubén Darío. Compartió experiencias con Freddy Molina

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El Hombre de la piel morena

Giomar Lucía Guerra Bonilla
Su vida es una canción interminable. Es Gustavo Gutiérrez el de las añoranzas, el hombre del sentimiento, del romanticismo en el que la poesía y la música se funden, es el amigo de todos. Y asi tenía que ser, porque el entorno y el hogar en que nace lo propició.
Al entrar o pasar por su casa, no podíamos  definir qué era más embriagante, si el aroma de la flores de azahar de la India o las melodías como “tristezas del alma”, interpretadas en violin, desde tempranas horas de la mañana, por su padre Evaristo Gutiérrez que se esparcían por el ambiente en agradable confusión. O las parrandas de su padre con Don Tobías Enrique Pumarejo, las que desde temprana edad escuchó y de quien afirma ser el único de quien recibió influencia en la música vallenata. Sigue leyendo 



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