martes, 11 de junio de 2013

GUSTAVO GUTIERREZ CABELLO

Gustavo Gutiérrez (Valledupar, 1940) tiene un halo de nostalgia que ha trascendido en forma de música gracias a composiciones suyas como la inolvidable Sin medir distancias, grabada por primera vez por Diomedes Díaz. Tiene la melancolía en la figura esbelta y ojos de ensueño. Dice que ha sido feliz y el gusto por la poesía lo llevó a componer canciones desde que tenía 23 años. En un solo párrafo resume su camino en la vida: "Nací el 12 de septiembre de 1940, en Valledupar, en la Plaza Alfonso López, al frente de la iglesia. MI niñez fue sencilla, tranquila como la de un provinciano de esa época cuando la ciudad tenía 30 o 40 mil habitantes. Hice mis estudios aquí, luego fui a Medellín, estudié en la Bolivariana y en Bogota, en la EAN. Soy administrador de empresas". La primera canción de su vida fue Confidencia. La compuso a los 23 años y a lo largo de la vida ha acumulado ya otras cien. Entre las más conocidas están Así fue mi querer, Camino largo, Se te nota en la mirada y Paisaje de sol. Gutierrez fue Director de Turismo del Cesar de 1974 a 1979, estuvo al frente del Festival Vallenato algunos años y entre sus etapas como compositor, considera que la más importante fue la comprendida entre 1979 y 1992.Y solo este año, con la canción 'No pido más', que le entregó a Jorge Celedón, y la canción 'A un lado del camino', para Diomedes Díaz, volvió a los versos vallenatos. En realidad, Gutierrez siempre ha sido una figura muy presente en el folclor. Es el eterno romántico del género, lo llaman mucho para que cante y presente sus canciones con su propia voz e historias en fiestas privadas. En esas pequeñas "giras" como cantautor suele encontrarse con otros talentos de la creación vallenata como 'el Chiche' Maestre, Iván Ovalle y Rosendo Romero. La imagen de Gutiérrez cantando con una rosa en la mano es común en los espectáculos vallenatos. "Ahora, me dedico a cantar mis canciones. Voy por Colombia, México, Venezuela y Panamá, cantando en fiestas privadas, hoteles, matrimonios, cosas muy privadas. La mía es una vida sencilla, normal, como la de cualquier persona. Tomo poco trago, soy muy taciturno, casero. Salgo solamente cuando voy a actuar y los fines de semana, a veces me tomo un traguito con amigos. No he tenido problemas con el alcohol y la fama, porque tengo muy definido cuál es el artista y cuál es el hombre común y corriente". El hombre común y corriente tocaba guitarra desde los 13 años, inicialmente formó un trío para tocar bambucos, boleros y pasillos. Así que no fue raro que el día en que le presentó Confidencia a sus amigos, ellos no sabían si reír o llorar: "Se burlaban de mí -recuerda-, porque decían que eso era un híbrido, que no era vallenato. Hice un vallenato totalmente diferente: romántico, lírico, hablaba de las rosas, no del machismo que traía siempre. Al principio hubo resistencia. Hoy, esas canciones son clásicas". De hecho, Confidencia fue grabada por Alfredo Gutiérrez, tan solo dos meses después de haber sido compuesta. Después siguió La espina, una composición que le grabaron al tiempo Pacho Galán y La Billo's Caracas Boys. -¿Por qué se reían sus amigos de Confidencia? No veían en ella nada que fuera vallenato. Era como yo, distinta. Yo no narro nada. Le canto a la taciturnidad de mi alma, a las vivencias. Yo soy un cantador de mi propia vida, el hecho vivido lo vuelvo canción y el vallenato entonces era crónica. Al ver que podía hacer una temática distinta, la gente al principio decía que no era vallenato, pero sí conserva la cadencia del folclor y fue aceptada. -Y avalada de entrada por Alfredo Gutiérrez... Él venía mucho por Valledupar y en ese momento empezábamos Freddy Molina y yo. Él fue el intérprete de los dos. Lo de la Billo's llegó de otra forma: mi papá tocaba piano en el Club Valledupar y cuando vinieron a presentarse Billo Frómeta y Pacho Galán, en los intermedios él tocó La Espina al piano y me llamó para que la cantara yo. A Billo le gustó y a los dos meses estaban hechas las dos grabaciones. Eso me dio confianza, que 'el rebelde del acordeón' y la Billo's me grabaran me hizo creer que las canciones eran buenas. Ahora, se dice que ese nuevo estilo suyo para componer es un quinto aire adicional a los conocidos puya, merengue, paseo y son. ¿En esa época lo veían así? Yo sabía que era vallenato. Los acordeoneros las tocaban, tenían la misma cadencia. En la letra eran diferentes, pero en el concepto musical eran melodías más largas porque había como más que cantar. -En los últimos años trataron de llamar a este estilo Paseo Lírico y en Villanueva, lo llaman Romanza. Lo que pasa es que la narración tiene mas limitación. El que va narrando un hecho lo narra en ocho o diez versos y ya está. En cambio, si uno canta su existencia, eso es infinito. Un puede gastar 30 años cantando lo que ha vivido con tristezas, añoranzas, cuitas, alegrías y parrandas inolvidables. Creo que la narración tiene el sonido, amarra el hecho y hasta ahí llegó. En cambio, el acontecer diario de la vida íntima es cambiante y, creo yo, que más intenso. Es una parte importante del folclor. Había un crítico que decía que mi música no era folclor vallenato. Y yo le preguntaba: "Nómbrenme un ritmo que no tenga lirismo". Folclor es también cantar la tristeza del alma, de un pueblo, las costumbres, cantarles a las esperanzas, a la sed de justicia, a los paisajes, todo eso es folclor. -Pero la discusión se prolongó hasta los últimos años de Lopez Michelsen y Escalona... El doctor López y Rafael Escalona querían que se reconociera el quinto aire. Yo no estuve de acuerdo. En los últimos años, López y Escalona recapacitaron. Yo dije: ¿Para qué le van a cambiar el nombre a un hijo que ya tiene 45 años de haber nacido. Pero sí estoy de acuerdo en que haya un espacio para la canción inédita, para que los compositores de música más lírica tengan un espacio en las categorías de canción inédita y los acordeoneros puedan interpretarla. No creo en llamarlo quinto aire. Más bien creería que en unos 20 o 30 años, el quinto aire podría ser el "nueva ola" y con fusiones hacia el tropipop que están haciendo los jóvenes. Pero hay que dejar que las aguas se tranquilicen, para que la música sea aceptada ya en la conciencia de un pueblo y llegue a ser folclor. Mientras tanto, tenemos éxitos radiales, porque ahora suenan en las emisoras porque gusta en la juventud. Siempre he dicho esta frase: La novia del estudiante no es la esposa del doctor. Todavía no podemos decir si esa música pertenece a la raíz del folclor. -El vallenato ha tenido la ventaja de ser muy celoso con sus raíces... Estoy viendo que últimamente a la juventud le esta gustando el vallenato viejo, el vallenato clásico. Peter Manjarrés gano el Grammy con canciones clásicas, mías, de Escalona y otros autores clásicos. Eso es importante, porque ellos entienden que la riqueza está en la raíz. -Pero quieren innovar y su innovación siempre se encuentra con alguien que dice: "Eso no es vallenato" Siempre hay cambios. Ahora es más notorio porque existen fusiones. En la época de Freddy Molina y yo, hicimos un cambio, pero era muy leve. Ahora todos fusionan. El primero que lo hizo en forma exitosa fue Carlos Vives. Los medios de comunicación con lo que es éxito afuera van influyendo en los compositores. Y el compositor compone de acuerdo con lo que vive. No estoy en contra de que lo haga. Estoy en contra de que se abandone la poesía. Últimamente estamos usando un lenguaje muy descarado, falto de ella. Es lo que yo critico. -¿Qué tan consciente fue convertirse en la figura romántica por excelencia del vallenato? Todos mis cantos son líricos, son de ensoñación, de añoranza de lo vivido. Paso el tiempo tocando en el piano o en la guitarra, llevo una vida taciturna, calmada, soy así por naturaleza. -¿Y qué papel jugó la parranda en su vida? Ya me retiré de las parrandas. Tocaba acordeón, piano y bastante. Ya no. Hace unos años me retiré. Eso ya no me gusta. Canto en las presentaciones. Antes me tomaba mis traguitos, ahora lo que me gusta es bailar. Cambié la parranda por el baile. -Qué recuerda de su paso por la organización del Festival Vallenato? Como Director de Turismo organicé cinco festivales. En esa época Consuelo Araújonoguera se dio cuenta de que querían poner fichas políticas en la Oficina de Turismo y el pueblo quería fichas folclóricas. Entonces creó la Fundación Festival Vallenato en 1986 y fui vicepresidente durante 18 años, cuando la mataron renuncié. Ahora soy vocal. He visto crecer al Festival, desde cuando lo hacíamos en la Plaza Alfonso López, añoro esos festivales, porque eran más famosos. Le han criticado traer artistas internacionales, que la gente está pendiente más de ellos que del acordeonero que va a competir, pero vienen por ellos. Otra critica es que con dos reyes vallenatos que acompañan a cantantes famosos, los que son acordeoneros no tan conocidos sienten que están en desventaja. Las canciones de Gustavo Gutiérrez Quizás la canción más nueva que ha salido al mundo vallenato ha sido No pido más, interpretada por Jorge Celedón y Jimmy Zambrano. La canción hace parte del álbum La Invitación. "Es como una autobiografía -dice Gustavo Gutiérrez-, habla de lo que yo soy, de mi simpleza, de mi sencillez. Que yo solo le pido a la vida que me dé felicidad y que pueda tener mi conciencia tranquila. La hice en aquel rincón, estando un poco triste. Ya uno va sintiendo el cansancio de la vida, lo que llamamos el dolor existencial porque a medida que pasa el tiempo te acercas al momento de tu muerte. No le temo, pero como a todo ser humano me duele. Estas canciones nuevas son excepciones, porque últimamente las canciones me salen demasiado tristes y no quiero porque hay un viejo dicho que reza: "El que canta sus penas espanta y yo no quiero. Me gusta cantarle ala vida, pero cuando siento que mi canto es demasiado triste, me gusta, mejor, silenciarme. Si vuelvo con temas positivos, menos tristes compondré otra vez, si no, pues no. -¿Cuál es la historia de Sin medir distancias? Es la combinación del camino largo de la vida buscando felicidad y nunca se alcanza. Pero uno debe enrumbarse en esa ruta. Fue un momento de tristeza mía, estaba enamorado pero ahí hablo de la herida que siempre llevo en el alma, la herida que no cicatriza. El dolor es por lo que estoy viviendo y la incertidumbre del hecho futuro, del tiempo en que se acerca la muerte. Ese es el dolor de Gustavo Gutierrez porque afortunadamente he sido de buenas en el amor. -¿Qué tanto? Solía decir que soy fácil para querer y fácil para olvidar. Era sincero cuando sacaba una canción, cuando estaba triste. Pero a los 20 días, al mes, ese amor estaba enterrado, había resurgido otro. En el amor me siento afortunado porque hasta ahora, que me haya despreciado una mujer... Bueno, una o dos, pero afortunadamente para mí, no las quise mucho. Las que quise, me quisieron. -¿Y alguna vez le rechazaron una canción? 'Mi niño se creció', me la despreciaron cinco cantantes, porque no era comercial, no tenía estribillo pegajoso. Las casas disqueras presionan al cantante para que grabe así y los cantantes presionan al compositor. Hubo otra canción mía, El perdón, la grabó Iván Villazón, no les gustaba a los otros porque en vez de hablar de la mujer, hablaba de Jesús en la Cruz. -¿Por qué no quiso ser cantante? La figura del compositor me tragó y no me dediqué a cantar. A la gente le gusta mucho la manera como canto las canciones. El mundo de los compositores vallenatos Gustavo Gutiérrez observa que ha pasado algo raro con los compositores del folclor. Hace 20 ó 30 años vivieron la etapa dorada de las grandes ventas de discos. "A mí Diomedes Díaz me grabó 10 canciones y yo recibía regalías de ocho y diez millones. Hoy en día, una canción que vaya bien, deja unos 500 mil". Era la época en que los conjuntos vendían 250 mil copias del disco, por lo menos, hoy se dan por bien servidos si venden 10 o 12 mil. "Hoy en día -añade Gutiérrez-, el negocio está en sonar en emisoras, porque eso les da más contratos a los cantantes que ganan en las tarimas. Ya no se venden tantos discos, pero el público vallenato creció más, así que los músicos se cuadran en los toques. A nosotros, los compositores, en cambio, nos dio duro, por el encarecimiento de los cantantes. Ahora, en los pueblos hacen parrandas vallenatas y con 10 millones de pesos llevan a cinco compositores con estilos distintos y al público le encanta oír la canción en voz de de su autor, que además, le cuenta la historia. Entonces, los compositores hoy en día actuamos como cantantes. LILIANA MARTÍNEZ POLO CULTURA Y ENTRETENIMIENTO Valledupar

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