martes, 4 de junio de 2013
MAXIMO JIMENEZ
Nacido el 1 de abril de 1949 en el corregimiento de Santa Isabel, Montería, departamento Córdoba, Máximo Jiménez dice de sí ser un “hijo de la guerra”,
Máximo Jiménez creció en una familia campesina, saboreando desde temprana edad, los duros trabajos del agro para sustentar a la familia. Pero allí también la música era una parte central de la vida, pues había una legendaria descendencia de acordeoneros. El abuelo le enseñó al papá y luego Máximo aprendió de él. Cosa que no es rara en las provincias costeras de Colombia. La Música del Valle de Upar, hunde sus raíces en generaciones sucesivas, que se contaban, desde sus creencias religiosas, sus penas y alegrías y que, luego, componían en coplas y paseos para criticar, burlarse y satirizar a sus paisanos, incluyendo a falsos politiqueros y presidentes.
Pero el ingenio de Máximo, “El Indio Sinuano”, no se quedó en la música. Fue también ordeñador en los corrales, jinete de potros bravíos en la finca, artesano y carpintero.
CAMINANTE INCANSABLE
Quizá Máximo cometió el único gran error que muchos hemos cometido. Desde niño fue un incansable caminante. Ello lo llevó a conocer el sufrimiento de las comarcas abandonadas, de los niños de la calle, de las mujeres maltratadas, de los negros discriminados, de las necesidades acumuladas, de la cruel violencia desatada.
Y Máximo empezó no sólo a cantarle a la sed de libertad y de futuro de los pobladores, sino que se empeñó siempre en ayudar a resolver los problemas de la gente y apoyar las causas nobles contra la injusticia. Y entonces “se fueron algunos malos amigos y llegaron algunos buenos enemigos”. Sus canciones que levantaban el grito de la multitud pueblerina, y sus caminatas que atravesaban, veredas, ríos, barrizales, montañas y caseríos, allá en la martirizada provincia de Urabá, fueron tildadas de subversivas.
Y la violencia de los poderosos, con su andar macabro, empezó a rondar la tierra labrada y sudada en muchos años. “La tierra del olvido”, acusada de guerrillera, fue luego ocupada para sembrar el terror y la muerte por los enemigos de la vida , del
futuro y de los sueños de los desposeídos.
Con el acordeón al exilio
En ese avatar endemoniado, murió su padre y le asesinaron un hermano. Con su familia apenas le quedó tiempo para echar mano de alguna ropa, de su inseparable acordeón y volar allende las fronteras en busca de refugio. Su primo, Angel Jiménez, no corrió mejor suerte. También le desaparecieron a su padre, y por ello, cuando Máximo puso sus pies en el majestuoso archipiélago de Estocolmo, nos fundimos los tres, en un largo abrazo, mojado por las lágrimas del recuerdo. Y como nos acostumbramos con Máximo a recitarle a todo, renacimos para cantarle de nuevo a la vida, a la familia, a la añoranza de la patria mancillada, al exilio y al futuro que soñamos entero para los pueblos.
Máximo ha grabado 9 álbumes de larga duración . Y ahora piensa continuar haciendo música para “mantener vivas las raíces culturales de mi pueblo”. Porque su corazón late con cada nueva inspiración : “La música no tiene fronteras, la música es infinita como las estrellas en el cielo”, nos ha dicho en una de sus despedidas.
Su nuevo mensaje musical, “El indio sinuano”, es una compilación de las eternas melodías ancestrales y de las castas mestizas que vivieron y trabajaron en el Valle del Cacique Upar.
Pero Máximo sale con paso firme y enhorabuena a los estrados europeos. Es que la música vallenata se ha esparcido no sólo por todo Colombia, sino que empieza a recorrer los cinco continentes de la mano de sus más preclaros exponentes, pero asimismo de legendarios artistas como Don Julio Iglesias y otros verdaderos monstruos de la canción. Sólo nos resta dejarnos llevar de Máximo Jiménez y su nuevo CD, que incluye además El Retorno, Malibú, La barbacoa, Por tí lucharé, Viaje a la montaña, Mi primo, y tantos oTROS
El lanzamiento del primer LP de Máximo, “El indio sinuano”, en el año 1975, trajo mayor reconocimiento en la carrera de quien para ese momento era ya el músico de cabecera de las acciones de la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos – ANUC, en el Caribe, así como de sindicalistas y estudiantes universitarios de izquierda. Pero muy pronto, la producción discográfica se vio truncada por el accionar de la policía, sujeta a las directrices de la élite terrateniente, la cual se dio a la tarea de destruir las copias halladas en discotecas y emisoras en las que Máximo distribuía su disco de manera independiente al no encontrar respaldo de ninguna disquera.
Otro hecho fundamental es la primera participación de Máximo Jiménez en el Festival de la Leyenda Vallenata, aproximadamente en el año 1977. Como es sabido, dicho Festival contó desde su misma concepción con el respaldo de la gran figura liberal que fue Alfonso López Michelsen, primer gobernador del Departamento del Cesar luego de su creación en 1967, un año antes de la primera edición del mencionado Festival.
En palabras de Consuelo Araújo: “El Festival Vallenato, la verdad histórica e incontrovertible, nació del deseo, el interés que tenía el entonces gobernador del departamento del Cesar, Alfonso López Michelsen, de hacer algo para vender, entre comillas se supone vender, la imagen de Valledupar a nivel nacional… él tuvo el buen sentido y la visión de decirnos a Rafael Escalona y a mí, que qué tal que le pusiéramos a eso un poquito de música de acordeón… Entonces fue cuando se nos ocurrió, o se le ocurrió a él, que inventáramos un concurso de música de acordeón… y así nació el Festival de la Leyenda Vallenata”. (Consuelo Araújo. Entrevista concedida a Carlos Melo Salazar. Valledupar 1988. Archivo Fonoteca RTVC)
Es un Festival ideado por la élite, dentro de un proyecto que pretende consolidar un modelo económico contra el que ya para 1968 se está organizando el campesinado. Y a partir de 1974, cuando López Michelsen llega a la presidencia, la ANUC enfrenta la más fuerte oposición gubernamental de su historia. Son despojados de sus oficinas en el Ministerio de Agricultura el 17 de diciembre de 1975, decisión tomada luego de una movilización campesina, por parte del ministro Rafael Pardo Buelvas, notable terrateniente de la Costa (director de la Federación Nacional de Algodoneros, presidente de la Sociedad Nacional de Agricultores, influyentes agremiaciones agrícolas de terratenientes, contrarreformistas)
Para el momento en que Máximo Jiménez participa en la categoría “Conjunto aficionado”,
Pasados poco más de diez años, el desenlace de la historia de Máximo Jiménez es el exilio. Este gran músico colombiano fue amenazado de muerte por la ultraderecha del Caribe y para el año 1990 Máximo se ve en la obligación de tomar un vuelo a Viena, con la ayuda de organizaciones internacionales de defensa de derechos humanos.
futuro y de los sueños de los desposeídos.
Máximo Jiménez se exilió en Viena, Austria, donde está radicado en la actualidad
El caso de Máximo Jiménez fue expuesto en una ponencia en el marco del “Seminario Internacional de Músicas Prohibidas”, organizado por la Fonoteca de rtvc en octubre de 2012
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario